Cada 8 de septiembre la música argentina recuerda a Walter Olmos, el joven cantante catamarqueño que se convirtió en ídolo del cuarteto y cuya vida se apagó prematuramente en 2002.
Nacido en San Fernando del Valle de Catamarca, Walter mostró desde niño su inclinación por la música popular. Su gran oportunidad llegó de la mano de Rodrigo “El Potro” Bueno, quien lo invitó a acompañarlo en sus shows. Tras la partida del Potro, Olmos comenzó a escribir su propia historia con un estilo fresco, cercano y auténtico que rápidamente conquistó a miles de seguidores.
Con apenas 20 años, ya llenaba escenarios y sus canciones se repetían en cada rincón del país. Temas como La mano de Dios, Por lo que yo te quiero y Qué lindo que es estar en Catamarca se transformaron en verdaderos himnos populares que aún hoy suenan con fuerza en radios, festivales y celebraciones familiares.
El 8 de septiembre de 2002, su muerte repentina en Buenos Aires conmocionó al mundo del espectáculo y dejó un vacío en la música popular. Sin embargo, lejos de apagarse, su voz sigue viva en la memoria colectiva y en el cariño de quienes lo escuchan como si nunca se hubiera ido.
A más de dos décadas de su partida, Walter Olmos permanece como un símbolo de juventud, talento y pasión, llevando el nombre de Catamarca a lo más alto y dejando un legado imborrable en el cancionero argentino.





